Vivimos en un mundo marcado por la incertidumbre, los constantes cambios y desafíos, la ansiedad generalizada, y vemos cómo últimamente la filosofía estoica está ganando relevancia en la sociedad.

Esta filosofía, nos da unas enseñanzas acompañadas de herramientas prácticas para afrontar los desafíos con serenidad, con estoicismo.

Han pasado más de dos mil años y es gracias al filósofo Zenón de Citio, el precursor del estoicismo, que tenemos la filosofía estoica, como se la llamó posteriormente.

Muchos jóvenes, buscan hoy en día respuestas prácticas ante el estrés, la frustración o la incertidumbre del mundo moderno. Parece que está de moda la palabra “resiliencia”, que significa la capacidad de adaptarse positivamente a la adversidad. Y el estoicismo nos ofrece respuestas.

La idea central, está basada en que no controlamos lo que sucede, pero sí cómo respondemos a ello.

Qué depende de nosotros y qué no, es una de las máximas del estoicismo; y ahí está la clave, en distinguirlo. No malgastar energía y tiempo en lo incontrolable y fortalecer la mente ante los embates de la vida.

Tuvimos un magnífico taller, conducido por la directora de Nueva Acrópolis Sabadell, donde se nos dieron muchas claves y herramientas para afrontar los vaivenes cotidianos.

Ya no se trata solo de resistir emocionalmente, sino de una manera de vivir con más sentido. Ser resiliente no es sólo aguantar. Es saber crecer siempre ante aquello que no depende de nosotros, pensado no sólo en nuestro propio bien sino también en el de la sociedad de la que formamos parte. ¡Eso es ser estoico!

No podemos elegir nuestras circunstancias, pero sí podemos elegir nuestra actitud.