La escuela de filosofía Nueva Acrópolis Sabadell, acogió una actividad dedicada a explorar la relación entre astronomía, mitología y simbolismo del cielo estrellado.

La actividad reunió estudiantes, aficionados a la filosofía y amantes de la astronomía, para profundizar en el significado más profundo del firmamento y de sus constelaciones.

La actividad se dividió en tres sesiones donde los participantes recorrieron las constelaciones de las cuatro estaciones del año, descubriendo los mitos antiguos que las acompañan y el simbolismo universal, que todavía hoy, nos habla sobre la naturaleza humana y nuestro lugar en el universo.

La actividad, que combinó ciencia, filosofía y arte simbólico, forma parte del programa cultural de Nueva Acrópolis, orientado a fomentar una visión integral del ser humano y del mundo.

Conocer el cielo es conocernos a nosotros mismos. Los antiguos veían en las estrellas un espejo de la vida interior.

Con una exposición visual de mapas estelares y un espacio para la reflexión colectiva, una de las sesiones fue un documental sobre la belleza en el cosmos. Se ofreció una experiencia que une conocimiento y contemplación, invitando a los asistentes a mirar el cielo nocturno con otros ojos.

El tejado de la escuela de filosofía Nueva Acrópolis Sabadell, se convirtió en una ventana abierta al infinito. Allí, entre estrellas imaginadas e historias milenarias, los participantes de esta actividad especial emprendieron un viaje por el cielo estrellado.

La experiencia invitó a contemplar el firmamento no solo con los ojos, sino también con el corazón y la mente. Las constelaciones de las cuatro estaciones fueron desfilando como un libro abierto de sabiduría antigua. Cada figura celeste reveló su mito y significado profundo, recordando que el cielo es un espejo de nuestro mundo interior.

Esta actividad, unió dos miradas que a menudo se creen separadas: la del astrónomo que observa el movimiento de los astros y la del filósofo que busca entender su lenguaje oculto.

Cuando aprendemos a leer el cielo, también aprendemos a leernos a nosotros mismos”, dijeron los organizadores, destacando que el firmamento ha sido siempre una fuente de inspiración, una escuela silenciosa de belleza y misterio.

La actividad ofreció una pausa para reconectar con lo que es esencial. Mirar las estrellas, comprender sus mitos y reconocer su simbolismo es, en el fondo, una manera de entender mejor el mundo donde vivimos y el camino que cada uno cual recorre bajo el mismo cielo.