Con motivo de su próxima conferencia “Platón: el viaje de un filósofo”, Enrique Galbis nos ha concedido una entrevista sobre la actualidad del pensamiento de Platón. Este año se conmemora el 2400 aniversario de la fundación de la Academia y, con diferentes actividades, Nueva Acrópolis recuerda sus ideas y su obra.
¿Qué nos diría Platón sobre la crisis que estamos viviendo? Que es lógica viendo la degradación moral de los tiempos actuales, sobre todo en los dirigentes…
¿Y qué cosas cambiaría Platón en la sociedad hoy? Pienso que empezaría por proponer un cambio radical en la educación, partiendo de lo fundamental: ¿qué es un ser humano?, pues ningún plan o sistema educativo puede funcionar sin conocer la naturaleza humana y sus necesidades biológicas, psicológicas, morales y espirituales.
Cuando usamos el adjetivo “platónico”, nos referimos a algo prácticamente imposible de alcanzar. ¿Cómo demuestra usted que las ideas de Platón sí se pueden vivir? Se toma hoy “platónico” como algo hermoso pero irrealizable, sí… Pero sus famosas ideas sobre el Bien, la Verdad, la Belleza nos indican metas a alcanzar, no inmediatamente… y sí con la aplicación de la voluntad humana. Señalan un camino progresivo de evolución.
¿Algún ejemplo? Durante 2400 años, cada vez que Occidente ha vivido momentos de “oro” y renacimientos en la filosofía, en el arte, etc., se ha apoyado gran parte en ideas de Platón. ¡Esta es la mayor demostración de que se pueden vivir!
A nivel individual, su propuesta de una vida basada en lo mejor que uno pueda lograr a través de lo bueno, lo bello y lo justo, es muy práctica, pues notamos su efecto en nosotros en forma de serenidad, alegría interior y estar en paz con la vida. Ahora bien, cada uno debe comprobarlo por sí mismo… Si Platón inspira “renacimientos” y épocas de oro desde hace 25 siglos, ¿por qué no se le hace caso en los sistemas políticos, en la educación, la justicia, etc.? Tal vez la respuesta nos la ha dado el mismo Platón con su célebre “mito de la caverna”. Vemos que es todavía muy fuerte la manipulación que ejercen los “amos de la caverna”, hoy amplificada por los poderosísimos medios de comunicación que controlan la política, la educación, la opinión de la gente y su libertad de pensamiento…
¿Hay una luz al final del túnel? Como todo maestro, Platón no nos deja “abandonados en la caverna”… Nos enseña la necesidad de la filosofía y del valor individual para romper las cadenas de la ignorancia, para encontrar el verdadero sentido de nuestra vida. Conformar escuelas a la manera platónica, como Nueva Acrópolis, donde no solo se dé información con un barniz de cultura, sino que se forme en valores humanos, como la convivencia, la dignidad y sobre todo, la justicia. La persona de Platón se asemeja a un mito, pocos saben algo de cómo fue este hombre.
¿En qué se asemejaba a un ser humano normal y corriente y qué es lo que le hacía genial? Parece que recibió una buena educación, pero a los 20 años vivió un impacto muy grande al conocer a Sócrates, que le hizo abrazar de manera definitiva la filosofía. Sus viajes, especialmente el de Egipto, donde aprendió varios años de los sabios de Heliópolis, lo prepararon para la fundar la “primera universidad” de Occidente, como algunos han llamado a la Academia de Platón, fundada en Atenas y que estuvo casi mil años en actividad. Podemos decir que no se conoce casi nada de su vida personal, a lo mejor porque casi no la tuvo, ya que se entregó totalmente a la suprema obra de amor que fue la filosofía y la educación de las almas. Su genialidad consiste en bajar a la Tierra, con unos diálogos inmortales de una belleza nunca superada en Occidente, las “cosas del cielo”, utilizando el mito y la razón de manera sencilla: con humor y como “jugando” con las cosas más profundas.
¿Puede relacionar el trabajo voluntario que promociona Nueva Acrópolis con las ideas de Platón? Platón lleva en todos sus diálogos a la búsqueda de la unidad, en el universo y en el ser humano. Los tres objetivos de Nueva Acrópolis (que cualquiera los puede ver en Internet) se basan en la unidad entre los seres humanos, la unidad de las ciencias y artes y en la unidad del ser humano con la naturaleza. Nuestro voluntariado es una vivencia práctica de la unidad.