En una charla de Nueva Acrópolis en Barcelona, una gran audiencia se reunió para cuestionarse: ¿qué es el cosmopolitismo?
Con el fenómeno de la globalización, el cosmopolitismo está más vigente que nunca. Por un lado, esta globalización ha permitido diversos avances en todas las áreas importantes de la organización política, civil y económica. Pero también ha generado algunos conflictos, potenciando pensamientos que van en contra de lo global. Por eso, es de extrema necesidad recuperar el significado de determinados conceptos e ideas, como el de “ciudadano”.
Una de las ideas fundamentales de Nueva Acrópolis es la fraternidad, que considera la igualdad de derechos para todos los seres humanos. Si bien que es una idea antigua, tanto en Occidente, por ejemplo, a través del estoicismo, como en Oriente, a través del budismo.
¿Por qué el cosmopolitismo está relacionado con la fraternidad?
Porque para los filósofos clásicos el término cosmopolitismo se refiere a la idea de que todos somos ciudadanos del cosmos, del mismo universo, del mismo planeta, y, por lo tanto, estamos todos relacionados. Efectivamente, pertenecemos a una misma familia.
Varios autores modernos también han hecho aportaciones a esta discusión, abordando las cuestiones económicas, jurídicas y humanas en la idea de que todos deberíamos tener los mismos derechos, independientemente de cuestiones fronterizas, raciales o culturales. Principalmente, el filósofo Immanuel Kant, en su obra La paz perpetua, dentro del movimiento filosófico de la Ilustración, defiende ideas humanistas y de universalidad.
La aparente fragmentación en la que vivimos actualmente se contradice con la experiencia que, por ejemplo, se vive dentro de Nueva Acrópolis, fundada en 1957 y que desde entonces promueve y realiza la idea de fraternidad en más de 50 países en todos los continentes.
Declaración Universal de los Derechos Humanos
Un momento clave del cosmopolitismo fue la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948, en la ONU:
“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.”
Esta idea fundamental de la dignidad humana está profundamente relacionada con el cosmopolitismo. La noción de que todos compartimos los mismos derechos por el simple hecho de ser humanos actualiza esta discusión. Es relevante que todos valoren las dimensiones socioculturales, jurídico-políticas (dentro de la esfera moral) y económicas, reflejándolas en sus dinámicas personales. ¿Cooperamos solo en situaciones de calamidad extrema, o somos capaces de cooperar para generar una convivencia más saludable entre todos en todos los momentos?
La generosidad, el apoyo mutuo, la inclusión de los derechos de la mujer y de las minorías han sido pasos importantes hacia el objetivo soñado por los filósofos clásicos. La diversidad incluye la universalidad, siempre que exista aceptación de lo diferente, entendiendo que todos compartimos la misma esencia humana.
“No soy nacido para un solo rincón; mi patria es todo el mundo.”
—Séneca, Cartas a Lucilio, 28