Nueva Acrópolis de Sabadell impartió una interesante conferencia sobre «La conciencia de las plantas», impartida por la directora de la asociación de Sabadell.

Partiendo de una aproximación al significado del concepto «conciencia», que en una de las acepciones, sería «vivir en aquello más alto de nosotros», accederemos al conocimiento científico más reciente sobre el sorprendente mundo vegetal.

Según las últimas investigaciones, las plantas tienen las mismas capacidades que nosotros, a pesar de que se desarrollan más lentamente. En primer lugar, los científicos apuntan a que, como nosotros, tienen el sentido de la vista y, como otros sentidos, lo tienen distribuido, en el que se denomina «fototropismo positivo». También constan de olfato; del sentido del gusto, pueden detectar sales minerales a muchos metros bajo tierra e irlos a buscar; tacto, como por ejemplo la Mimosa Púdica, que pliega sus hojas como protección; oído al estilo de los topos, los gusanos y las serpientes, que detectan las vibraciones del suelo, e incluso, tienen sentidos que no están desarrollados en los humanos, como el geotropismo, el positivo y el negativo.

Las plantas se comunican en su interior, se ha comprobado que pueden detectar una raíz dañada y activar su cicatrización, se comunican entre ellas, y de forma simbiótica con algunos animales.

Hay que recordar que el 99’7% de la vida del planeta es de naturaleza vegetal, un reino que une la vida a la Tierra con el Sol a través de su maravillosa fotosíntesis. ¿Hay inteligencia en el mundo vegetal? Lo cierto es que las plantas resuelven problemas, a pesar de no tener cerebro, al tener sus capacidades distribuidas.

Todo nos lleva a descubrir que el ser humano tiene un deber de humildad en verso los seres otras riendas: las diferencias son más cuantitativas que cualitativas, la potencia está latente en todos los reinos. Ya hay muchos ámbitos en que se está hablando de los derechos de las plantas, así como también de los animales.

A nivel de simbolismo, en muchas tradiciones se ha considerado las plantas como seres espirituales que ejemplifican virtudes tales como por ejemplo la paciencia, la alegría en su vivo cromatismo, la flexibilidad, la persistencia. Un árbol sugiere la calidad de la fortaleza. Muchas civilizaciones han considerado sagrados sus bosques. El contacto con el mundo vegetal nos eleva, al reflejar calidades que nos ayudan a un despertar interior.

Las plantas nos permiten disfrutar de su belleza, y se las ha relacionado con una diosa del mundo clásico, la bellísima Venus. Son unión de la vida celeste y terrestre. A pesar de que su expansión es horizontal, su crecimiento es siempre vertical, y se alimentan de luz solar. Simbolizan el renacimiento constante.

Su símbolos recurrentes en todas las culturas: el Árbol de la Vida; el Árbol Cósmico, que parte de la oscuridad de bajo tierra y crece hacia el Sol, hasta llegar a florecer, como los grandes maestros; y el Árbol de la Ciencia, símbolo del discernimiento.

La conferencia se concluyó con un recital de la poesía «El pino de Formentor» de Miquel Costa i Llobera, magnífica composición poética donde vemos la identificación de un árbol excelente con el genio, en la esfera humana.