El club de lectura Los Clásicos No Muerden de Nova Acròpolis Barcelona se ha reunido, durante varias citas y a lo largo de varios meses, para comentar y reflexionar en profundidad acerca de una obra tan compleja como bella: la Divina comedia, de Dante Alighieri.

En ella encontramos que el Infierno y el Paraíso son dos extremos opuestos en los que transcurre la obra, la Condenación y la Gloria, respectivamente. Y en el centro descubrimos toda una montaña de enseñanzas y oportunidades: el Purgatorio.

Este resumen del libro a modo de reflexión y recopilación de frases lo hemos subtitulado “Oda al libre albedrío”, del cual compartimos solo algunas reflexiones con el fin de motivar a leer este clásico. Por ello, nos permitimos comenzar por el final, antes que por el principio.

Por su final, diremos que es esta una comedia porque tiene un final feliz… pero bajo la advertencia de que está previamente sujeta a la recta acción.

Por su inicio, en cambio, diremos que parece esta una tragedia porque tiene un comienzo infeliz… sujeto a la confianza y a la esperanza.

Mediante el punto de partida de la desesperanza del Infierno se puede comprender la gran dimensión de su opuesto: la esperanza en la felicidad del Paraíso.

Como la segunda parte del subtítulo sugiere, nos parece esta obra también un alegórico canto a la esperanza. Pero ¿qué es la esperanza? ¿Quedarse postrado, esperando lo mejor, a la merced de los sucesos que nos acontecen? ¿Aguardar mediante buenas oraciones una salvación o un golpe de suerte?

Ninguna de esas opciones nos parece que sea la respuesta a la definición de esperanza.

Decidimos mediante una reflexión unísona que la esperanza es un motor de acción con dos palabras fundamentales, dos verbos de acción: ¡resucitar y vencer!

No hay esperanza si no hay confianza en el interior de uno mismo; así como no hay confianza en el interior de uno mismo sino se obra mediante el bien.

La virtud y el Paraíso o la condenación y el Infierno…Es este el libre albedrío del que trata la Divina comedia.

El tema central de esta Commedia, como su primer nombre original fue, es un viaje que realiza Dante, a lo largo del cual encontrará su propia identidad a través de multitud de personajes mitológicos, reales, históricos y contemporáneos del autor. Cada uno de ellos representa un vicio o una virtud.

El transcurso de la obra se mantiene mediante una tríada de personajes principales: el propio Dante, como peregrino iniciático en busca de su amada Beatriz; Virgilio, su guía espiritual; y Beatriz, la fuente de toda virtud, y destino del alma de Dante.

Esta larga y profunda travesía que vive el poeta nos invita a la reflexión de lo que estamos haciendo para así salvarnos del pecado mediante la libre elección: mediante nuestro libre albedrío.

El Infierno, punto de partida, comienza en la noche, equivalente a la desesperación y a la desesperanza; el Purgatorio se produce al alba, símbolo del despertar de la esperanza; y la entrada en el Paraíso ocurre a mediodía, como clara muestra de la salvación por la abundancia de luz.

Los siete pecados capitales tratados en este peregrinaje de veinticuatro horas que parecen durar toda una eternidad son la soberbia, la envidia, la ira, la pereza, la avaricia, la gula y la lujuria.

El peor de todos los pecados es aquel que, además de perjudicar a uno mismo, perjudica a los demás: y esto es la traición.

En todas las sesiones sobre este libro hemos ido descubriendo el paralelismo que hay con cada uno de los lectores, un viaje interior de superación, un viaje inevitable que todo ser humano ha de transitar tarde o temprano. Y como cierre de esta apasionante aventura concluimos que “con buen guía se arriba a buenos puertos”.

Y ya en muy buen puerto, concluye esta nueva cita literaria con Los Clásicos No Muerden, con ganas de reencontrarnos en la siguiente.