En enero, en la sede de Nueva Acrópolis en Sabadell, se impartió una conferencia dedicada a los valores del voluntariado.
En una charla amena, didáctica y muy completa, se logró transmitir la importancia y el desafío que representa para nuestras generaciones la dedicación a la acción voluntaria, cuyo objetivo máximo es poner en práctica una filosofía de la cooperación que, con gestos altruistas y solidarios, logre reunir a más personas que se esfuerzan por conseguir objetivos comunes, mejorando la calidad de vida y el entorno de todos por encima de las limitaciones o intereses individuales, tan marcados en nuestras sociedades.
Se enfatizaron las características que hacen del voluntario un ser capaz de promover justicia, empatía, comprensión humana, respeto, sensibilidad, responsabilidad y, con todas ellas reunidas, el compromiso de mantener y brindar ayuda a quienes más lo necesitan.
Un mundo mejor es posible solo si construimos valores desde la excelencia, desde la conciencia global, por voluntad de servir a causas mayores, enfocados en la unidad de nuestra especie con la naturaleza. Resulta una necesidad histórica rescatar y cultivar el humanismo. Por ende, el voluntariado es una base perfecta para su vigilancia y protección, pues solo las genuinas acciones que estén destinadas a proteger y cuidar de los otros permitirán crecer y afianzar a la humanidad en una base de bondad, fraternidad y bienestar sin límites.