En este pasado mes de agosto, un grupo de estudiantes de la escuela de Nueva Acrópolis Sabadell aprovechamos para hacer una visita cultural a la casa museo “Casa Alegre de Sagrera”, ubicada en la vecina ciudad de Terrassa.

La casa es una mansión construida a inicios del s. XIX. El aspecto actual es el resultado de la reforma de la Casa Sagrera, hecha en el año 1911 por el arquitecto municipal Melcior Vinyals i Muñoz, con un estilo ecléctico y marcadamente modernista; cabe decir que la casa se encontraba en muy mal estado, de ahí que fuese necesaria una importante reforma. A partir de entonces, la casa pasó a llamarse Casa Alegre de Sagrera.

La fachada exterior es sobria, mientras que el interior es mucho más fastuoso, siendo una casa donde había muchas comodidades y bienestar. Destaca la presencia de elementos hechos con hierro forjado, mosaico, vidrieras y madera.

La familia Alegre de Sagrera era una de las familias más importantes de la ciudad, que se dedicaban a la fabricación y comercio de la lana, hasta los años sesenta en que se vieron afectados por la crisis del sector textil.

En el año 1973, el edificio fue adquirido por el Ayuntamiento de Terrassa con la ayuda de la Caixa d’Estalvis de Terrassa. Desde ese momento, tanto la casa como sus jardines están abiertos al público.

El interior se habilitó para funciones expositivas de patrimonio local, ordenadas con un criterio puramente decorativo. Se exponen diferentes tipos de obras artísticas y literarias de artistas locales, como Martínez Lozano y Laureano Barrau, o escritores como Agustín Bartra y Ferran Canyameres.

Una de las salas que nos generó más curiosidad fue la Sala Salvans, con su magnífica colección de arte chino, donde disfrutamos de las explicaciones de la directora de la escuela de NA Sabadell.

Los capiteles de las magníficas columnas que se encuentran en la planta baja están dedicadas al comercio, la industria y la agricultura respectivamente. También pudimos admirar las vidrieras de vidrio plomado que dan a los jardines de la casa, dándole a las estancias de la planta baja una intensa y cromática luminosidad.

Fue una visita amena e interesante donde pudimos disfrutar de la notable parte estética de la casa, así como de su parte histórica, gracias a los carteles informativos que oportunamente hay situados en cada sala.